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Si vives la vida y la muerte plenamente, los trasciendes

Pregunta:
¿Cómo podemos prepararnos para morir?
No acumules nada, sea lo que sea: prestigio, poder, dinero, virtud, conocimiento, ni incluso las mal llamadas experiencias espirituales.


No acumules. Si no acumulas estarás dispuesto a morir a cada instante porque no tendrás nada que perder. El miedo a la muerte no es realmente el miedo a la muerte. El miedo a la muerte nace del acumular en la vida. Entonces tienes mucho que perder y te aferras a ello. Ese es el significado del dicho de Jesús, «Bienaventurados los pobres de espíritu».

No te digo que te conviertas en un mendigo, ni quiero decir con esto que renuncies al mundo. Quiero decir que estés en el mundo, pero que no pertenezcas al mundo. No acumules en tú interior; sé pobre de espíritu. Nunca poseas nada y entonces estarás listo para morir. La posesividad es el problema, no la vida en sí. Cuanto más posees, más miedo tienes de perderlo. Si no posees nada, si tu pureza, tu espíritu, no están contaminados por nada, si simplemente estás solo, puedes desaparecer en cualquier instante. En cualquier momento en que la muerte llame a la puerta te encontrará dispuesto. No pierdes nada. Al irte con la muerte no te conviertes en un perdedor. Te estarás adentrando en una nueva experiencia.

Y cuando te digo que no acumules, lo digo como una exigencia absoluta. No te digo que no acumules cosas de este mundo, pero que sí sigas acumulando virtud, sabiduría y eso que llamas experiencias espirituales, visiones. No; Estoy hablando en términos absolutos: no acumules...

Pero si acumulas, con el acumular se introduce el miedo. Al acumular, el miedo se introduce en la misma proporción... entonces te asustas. No acumules y el miedo desaparecerá. No te estoy enseñando renunciación en el sentido clásico. Mi sanyas es un concepto absolutamente nuevo. Te enseña a permanecer en el mundo sin pertenecer a él. Entonces siempre estás dispuesto...

Un hombre que es realmente espiritual tiene tremendas experiencias, pero nunca las acumula. Una vez le suceden, las olvida. Nunca las recuerda, nunca las proyecta en el futuro. Nunca suspira: porque se repitan o porque le sucedan de nuevo. Nunca reza por ellas. Una vez le suceden, le han sucedido. ¡Se acabó! Ha acabado con ellas y se aleja de ellas. Está asequible a lo nuevo, nunca acarrea con lo viejo.

Y si no acarreas con lo viejo, descubrirás la vida como algo absolutamente nuevo, increíble, inexplicablemente nuevo, a cada paso que des. La vida es novedad, solamente la mente es caduca, y si miras a través de la mente, también la vida te parecerá una repetición, algo aburrido. Si no miras a través de la mente... La mente quiere decir tu pasado, la mente significa tus experiencias acumuladas, el conocimiento que posees. La mente significa eso por lo que has pasado, pero a lo que aún estás aferrado. La mente es un apego, polvo del pasado que cubre tu consciencia especular. Si entonces miras a través de ella, todo se distorsiona. La mente es la facultad de distorsionar. Si no miras a través de la mente sabrás lo que es la vida eterna. Sólo la mente muere. Sin la mente, tú eres inmortal. Sin la mente nada ha muerto nunca, la vida sigue y sigue para siempre. No tiene ni principio ni final.

Acumula y entonces tendrás un principio y tendrás un final.

¿Cómo prepararte para la muerte... ? Cuando te digo que te prepares para la muerte no me refiero a que te prepares para la muerte que llegará al final. Esa está muy lejos. Si te preparas para ella te estarás preparando para el futuro y de nuevo la mente se entrometerá. No, cuando te digo que te prepares para morir, no me refiero a esa muerte qué llegará al final. Me refiero a la muerte que te visita a cada instante; con cada exhalación. Acepta esa muerte a cada instante y entonces estás listo para aceptar la muerte final cuando se presente.

Empieza a morir a cada instante al pasado. Límpiate del pasado a cada instante. Muere a lo conocido para que así seas asequible a lo desconocido. Al morir y al renacer a cada instante serás capaz de vivir la vida y también serás capaz de vivir la muerte.

Y de eso es de lo que trata la espiritualidad. De vivir la muerte intensamente, de vivir la vida con intensidad, de vivir ambos tan apasionadamente que nada quede atrás sin ser vivido, ni incluso la muerte. Si vives la vida y la muerte plenamente, los trasciendes. En esa tremenda pasión e intensidad de vida y muerte, trasciendes la dualidad, trasciendes la dicotomía, llegas al Uno. Ese Uno es realmente la Verdad. Puedes llamarlo Dios, puedes llamarlo Vida, puedes llamarlo Verdad, Samadhi, Extasis o lo que quieras".


Osho, El arte de morir