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Se necesita coraje para ir con la vida dondequiera que te lleve

"Cuando ames a una mujer, no te preocupes por lo que los demás hayan dicho sobre el amor, porque esto se convertirá en una interferencia. Amas a una mujer, el amor está ahí, olvídate de todo lo que has aprendido sobre el amor. Olvídate de todos los Kinsey, de los Master y los Johnson; olvídate de los Freud y de los Jung. Por favor, no te conviertas en un profesor de lenguaje. Simplemente ama a la mujer y deja que el amor exista y deja que el amor te muestre sus más recónditos secretos, sus misterios. Entonces serás capaz de saber lo que es el amor.

Igualmente lo que los demás digan sobre la meditación carece de sentido. Una vez me encontré con un libro sobre meditación escrito por un monje jaino. Era realmente bonito, pero había algunos pasajes en los que podía ver claramente que aquel hombre nunca había meditado, pues si no, esos pasajes no hubieran estado allí. Pero eran pocos y escasos. El libro en su conjunto, casi en el noventa y nueve por ciento, era perfecto. Me gustaba el libro.

Luego me olvidé de él. Durante diez años viajé por todo el país. Una vez en un pueblo del Rajastán, ese santo vino a verme. Su nombre me resultó familiar y de repente me acordé del libro. Pregunté al santo que por qué había acudido a mí. Me contestó: "He venido para conocer lo que es la meditación.". Yo le dije: "Me acuerdo de tu libro. Me acuerdo muy bien porque me impresionó mucho. Excepto por unos pocos defectos que delataban que tú nunca habías meditado, el libro estaba perfectamente bien, en un noventa y nueve por ciento bien. Y ahora vienes aquí para aprender sobre meditación. ¿No has meditado nunca?".

Me miró con cierto embarazo porque sus discípulos estaban también presentes. Le dije: "Sé franco, porque si me contestas que sabes lo que es meditación, entonces no hablaré de ella. ¡Se acabó! No tendré motivo. Si me dices con franqueza -al menos sé franco por una vez-, si me dices con franqueza que nunca has meditado, solamente entonces te conduciré a la meditación". Era un chantaje. Por eso tuvo que confesar. Dijo: "Sí, nunca se lo he dicho a nadie. He leído muchos libros sobre meditación y todos los textos antiguos. Y he estado enseñando a la gente, por eso me siento avergonzado ante mis discípulos. He estado enseñando meditación a miles y he escrito libros sobre ello, pero yo nunca he meditado."

Puedes escribir libros sobre meditación y no descubrir nunca el espacio que supone meditar. Puedes volverte altamente eficiente verbalizando, puedes ser muy ducho en abstracciones, en argumentaciones intelectuales y puedes olvidarte completamente de que todo el tiempo en que has estado envuelto en esas actividades intelectuales ha sido un puro desperdicio.

Le pregunté al viejo: "¿Durante cuánto tiempo has estado interesado en la meditación?" Él me contestó: "Durante toda mi vida". Tenía casi setenta años. Me dijo: "Cuando tenía veinte años tomé sanyas, me convertí en un monje jaino y durante esos cincuenta años siguientes he estado leyendo, leyendo y pensando en el meditar". Cincuenta años de leer y pensar y escribir sobre meditación, incluso introduciendo a la gente en la meditación ¡y ni una sola vez había probado la meditación!.

Pero ése es el caso de millones de personas. Hablan del amor, conocen toda la poesía que existe sobre el amor, pero nunca han amado. O incluso aunque piensen que estuvieron alguna vez enamorados, nunca se enamoraron. Eso también fue algo "cerebral", no fue del corazón. La gente vive y sigue perdiéndose la vida. Se necesita valor. Se necesita valor para ser realista, se necesita coraje para ir con la vida dondequiera que te lleve porque los caminos no están cartografiados, porque no existen mapas. Uno ha de penetrar en lo desconocido".

Osho, Vida amor y risa

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