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El mundo se ha vuelto sordo

"La gente se siente sofocada, hirviendo por dentro. Quieren decir algo, pero no hay nadie que les escuche. El mundo se ha vuelto sordo. El hombre no puede hablarle a su mujer, porque en cuanto habla empieza el conflicto. Dices algo, ella entiende otra cosa. La mujer no puede hablarle al marido porque hablar es siempre arriesgado. Es mejor quedarse callado y permanecer en silencio. Al menos te da una sensación de paz, de que todo está en calma. Dices una sola palabra y empieza la discusión. Tarde o temprano la gente aprende que es mejor permanecer en silencio, no decir nada...

Vete a un pueblo indio: la gente está muy dispuesta a escuchar. Tienen tiempo suficiente para escuchar, nadie tiene prisa. La gente está sentada y hablando y escuchándose los unos a los otros. No puedes convencer a la gente de los pueblos indios de que es necesario el psicoanálisis. Ya se están psicoanalizándose los unos a los otros; no necesitan pagar por ello.

Pero en una sociedad altamente sofisticada, culta, civilizada, la gente tiene tanta prisa que nadie está disponible para hablar con nadie. Los padres nunca ven a sus hijos, o incluso si los ven, sólo hay palabras corteses: "Hola, ¿qué tal estás?", y se van. O una palmada en la cabeza que es casi mecánica, o un abrazo que es falso, o incluso un beso que es sólo un gesto vacío. Pero nadie habla, nadie mira a los ojos de nadie. No hay amistad, no hay amor. Los padres viven en un mundo, los hijos viven en otro.

Los padres están tan asfixiados por su propia desdicha, desvalimiento, confusión, que se han dado al alcohol. Los hijos se están dando a las drogas. Y lo más extraño es que la gente que se da al alcohol está muy en contra de las drogas. Y ellos están haciendo lo mismo; no es diferente. Es lo mismo: alguien que ahoga sus penas para olvidarse de sí mismo y el mundo y sus problemas. Incluso los niños tienen muchos problemas porque les enseñamos a competir, a ser ambiciosos. Los enviamos a la escuela y empieza la competición. "Tienes que ser el primero. Tienes que traer la mejor nota". Has hecho que se vuelvan ansiosos. Están continuamente trastornados, ansiosos: si serán capaces de logarlo o no.

Hay niños pequeños con úlceras, jóvenes con ataques al corazón, jóvenes que se vuelven locos, que se suicidan... Esto no había sucedido nunca antes... Pero entonces el Estado está contra ti; la sociedad está contra ti, y te sientes culpable. Estás haciendo algo ilegal, eres un criminal; te
encerrarán en la cárcel.

La única posibilidad de salirse de todo este absurdo es encontrar un nuevo espacio en tu ser mediante la oración, mediante la meditación; encontrar tu fuente original de vida y energía. Y eso es lo que estás haciendo aquí conmigo. Si profundizas realmente en la meditación, no necesitarás alcohol, no necesitarás drogas. Si profundizas realmente en la meditación, tu vida será una vida de amor, de compartir, de alegría: sin competitividad, sin ambición. No te volverás un político, vivirás como un don nadie. No sufrirás complejo de inferioridad, porque no te compararás con nadie. Y vivirás con mucha gratitud, porque tu vida tendrá alegría. No te apegarás a la desdicha, porque no habrás invertido nada en el sufrimiento...Entonces puedes festejar y tu vida será una fiesta. Eso es lo que estoy enseñando aquí.

Y para mí esto es la religión: hacer de la vida una celebración, una fiesta; transformar la energía de tal manera que te conviertas en una celebración".

Osho, El secreto de los secretos. Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada
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