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Cuando el ser humano es consciente, se convierte en un Dios

     "Cuando el ser humano es consciente, se convierte en un Dios. A menos que alcances ese estado, habrás desperdiciado tu vida entera.  Vivimos como si estuviéramos ebrios.
     Cuando una persona empieza a meditar, sale poco a poco de la larga embriaguez de innumerables vidas. Por primera vez, a uno le cuesta creer que hasta ese momento haya vivido como lo ha hecho. Por eso la gente ni siquiera intenta ser consciente, porque el primer vislumbre de consciencia destruirá por completo toda la vida que hasta entonces uno creía que tenía sentido; su vida entera le parecerá ahora absurda, insignificante. El miedo a ser consciente es el miedo a que resulte evidente que tu vida entera ha sido un error. De ahí que sólo las personas auténticamente valerosas traten de meditar, traten de ser conscientes; el resto sigue girando en el mismo círculo vicioso, de los mismos deseos, de los mismos sueños y los mismos pensamientos, y retorna una y otra vez a la vida, y muere una y otra vez: de la cuna a la sepultura...
     No puedes hacerte consciente porque has invertido mucho en tu estupidez, en tu ignorancia, en tu falta de atención; en este dormir, en este soñar, has invertido tu vida y muchas otras cosas, y en cuanto aparezca el primer rayo de consciencia, sentirás que tu vida entera ha sido un derroche. Todavía no tienes suficiente valor. Por eso la gente se dedica a cambiar los efectos -ya que eso no supone ningún peligro-, pero nunca toca la raíz.
     Aunque sabes dónde debes buscar, todavía tienes miedo, así que sigues buscando en otros lugares, sólo para mantenerte ocupado. Sigues buscando en el dinero, en el poder, en el prestigio, pero nunca buscas dentro de ti, nunca buscas en tu ser interior. Tienes miedo; temes quizá que, si miras dentro de ti y no encuentras nada, caerás muerto. Pero quienes han buscado dentro de sí, siempre han encontrado más de lo que podían siquiera imaginar. No hay ni una sola excepción, no ha ocurrido jamás que alguien haya mirado dentro de sí y no haya encontrado el tesoro... Pero uno tiene que mirar, y para eso se necesita ser valiente. Has organizado tu mundo fuera de ti; tu amor, tu poder, tu dinero, tu fama, tu buen nombre están todos fuera de ti, y aquel que quiera viajar a su interior tendrá que abandonar todas esas cosas, tendrá que cerrar los ojos... Y uno se aferra a ellas hasta su último aliento.
     La vida sigue frustrándote, lo cual es una bendición. La vida te frustra una y otra vez; te dice: "Ve a tu interior". Toda frustración es siempre indicio de que estás mirando en la dirección equivocada, y es que la plenitud sólo es posible cuando miras en la dirección correcta. La vida te frustra para que te hagas consciente de la gran bendición que es la vida, ya que, si el exterior te dejara satisfecho, estarías perdido para siempre, nunca mirarías dentro de ti".

Osho, El libro del Yoga II, Más allá del espacio, el tiempo y el deseo
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