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Si eres medio religioso y medio mundano, perderás las dos cosas

    "Una vez oí una historia de un místico sufí, Baba Shaikh Farid:
     Una vez un joven se acercó a Farid cuando éste estaba bañándose en el Ganges y le preguntó cómo podría encontrar a Dios.  Baba Shaikh Farid lo cogió, lo llevó al agua y cuando ya los cubría bastante, lo metió a la fuerza debajo del agua. Cuando el joven estaba a punto de ahogarse, el santo lo soltó.
     ¿Por qué has hecho eso?, dijo tragando saliva.
     Cuando desees a Dios tanto como deseabas el aire cuando estabas debajo del agua, lo encontrarás, contestó Baba Shaikh Farid.
     El deseo tiene que ser tan intenso que apuestes todo lo que tengas. La pasión de buscar tiene que ser tan total que ni una sola duda te permita vacilar. Su propia intensidad te traerá la verdad. ¡Puede ocurrir en un solo momento! Sólo necesitas convertirte en un fuego interior completamente intenso.
     La decisión debe ser total. Es difícil, por supuesto, pero todo el mundo tiene que pasar por esa dificultad alguna vez. Hay que pagar por la verdad, y no hay otra manera de pagar por ella; tienes que poner todo tu ser en el altar. Es el único sacrificio necesario...
     Si estás realmente interesado en buscar al toro, no lo busques con desgana. O lo buscas o no lo buscas; porque la búsqueda templada no te va a ayudar; es una pérdida de energía absoluta. Si quieres buscar, entonces dedícate a ello en cuerpo y alma. Si no quieres buscar, olvídate del asunto. Entrégate al mundo completamente. Ya llegará cualquier día el momento adecuado para que empiece la búsqueda.
     Si no estás preparado para entregarte totalmente a la búsqueda, para comprometerte con todo tu corazón, lo único que demuestra eso es que todavía no has terminado con el mundo. Todavía te atrae el mundo, los deseos todavía te obsesionan. Todavía te gustaría ser un hombre rico, un hombre poderoso, un presidente, o algo así. Todavía se oculta la avaricia en ti. Todavía no has llegado a ese momento de consciencia en el que uno se da cuenta de que el verdadero tesoro está en el interior, no en el exterior. Entonces, dirígete al mundo exterior. No estés a medias; esa es la situación más peligrosa.
     Si eres medio religioso y medio mundano, perderás las dos cosas. No serás capaz de sobrellevar el mundo; tu religión se convertirá en una interferencia. Y no serás capaz de enfrentarte con la búsqueda interior; tus deseos mundanos te distraerán continuamente. ¡No hace falta!  Si el mundo te sigue atrayendo, si todavía sientes que hay algo que tienes que lograr, entonce ve y frústrate completamente. Te frustrarás. Eso significa que te hace falta vagar y perderte un poco más. No tiene nada de malo; ¡rápido!  Entrégate completamente, así terminarás antes. Así estarás maduro. Así toda tu energía se dirigirá al interior. Al quedar frustrado por el exterior, la energía se dirigirá espontáneamente al interior.
     Pero la gente es muy lista. Quieren tener ambos mundos; quieren nadar y guardar la toalla. Están intentando ser astutos y esa astucia va a probar su estupidez. Esa astucia no es inteligencia, porque de mala gana no se consigue nada. Todo logro necesita intensidad, intensidad total...
     Y una vez que ha terminado la lucha, uno comprende que todo estaba bien. Se asimila tanto la ganancia como la pérdida. Perderse era también parte del crecimiento, e ir al mundo era también parte de la búsqueda de Dios. ¡Era necesario!  De modo que cuando digo que te dirijas al mundo, no lo digo con sentido condenatorio. Sólo digo que hace falta. ¡Termina con él! Todavía no estás maduro, y si intentas de mala gana llegar a tu fuente interior será una represión. Y la represión divide, te enferma".

Osho, La búsqueda. Charlas sobre los Diez Toros del Zen