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El joven no tendría que recurrir a las drogas. La respuesta es la meditación.

          "Mi idea consiste en que habría que dividir la educación en dos partes: una intelectual y otra práctica. El niño no empieza a ir al colegio sólo para aprender las cuatro reglas, sino también para aprender a crear algo, aprender destrezas, técnicas. Debería dedicarse la mitad del tiempo a su formación intelectual, y la otra mitad a las necesidades reales de su vida; con eso se mantendría el equilibrio. Y cuando termine la universidad, no será utópico, ni necesitará que otros le ofrezcan trabajo. Será capaz de crear cosas por sí mismo.
          Y con respecto a los estudiantes que sienten alguna clase de frustración, habría que cambiar las cosas desde el principio. Si se sienten frustrados, quizá no estén estudiando lo que deberían. A lo mejor a alguno de ellos le gustaría ser carpintero y tú te empeñas en que sea médico; a lo mejor quiere ser jardinero y tú te empeñas en que sea ingeniero.
          Se necesita una gran comprensión psicológica para encauzar a cada niño de forma que aprenda algo. Y debería ser obligatoria al menos una hora de meditación en todos los colegios, todos los institutos, todas las universidades, para que cuando te sientas frustrado o deprimido tengas un espacio interior al que puedas trasladarte y librarte inmediatamente de la depresión y la frustración. Entonces el joven no tendría que recurrir a las drogas. La respuesta es la meditación.
          Pero en lugar de eso, quienes detentan el poder siguen haciendo estupideces, como prohibir y castigar. Saben que llevamos miles de años de prohibición y que no han servido para nada. Cuando se prohibe el alcohol hay más alcohólicos y se pone a la venta un tipo de alcohol peligroso. Millares de personas mueren envenenadas, ¿y quiénes son los responsables?
          Condenan a los jóvenes a años de cárcel sin comprender que si una persona se ha dado a las drogas o es adicto a cierta droga, lo que necesita es un tratamiento médico, no un castigo. Habría que llevarlo a un sitio donde lo cuidaran, donde pudiera aprender a meditar e irlo separando poco a poco de las drogas para dirigirlo hacia algo mejor".

Osho, Alegría. La felicidad que surge del interior
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