Una persona realmente inteligente es un detector de basura. En el momento en el que dice algo, inmediatamente sabe si es importante o si sólo es excremento de vaca sagrada.
"Un entrevistador preguntó a Ernest Hemingway:
-¿Existe algún ingrediente esencial, que usted pueda identificar,
que hace grande a un escritor?
Hemingway, respondió:
‑Sí, lo hay. Para ser un gran escritor, una persona necesita
tener en su sistema un detector de basura a prueba de golpes.
Y esa es mi idea de la verdadera educación. Los niños deben de
ser enseñados, disciplinados, de modo que puedan detectar la basura. Una
persona realmente inteligente es un detector de basura.
En
el momento en el que dice algo, inmediatamente sabe si es importante o si sólo
es excremento de vaca sagrada.
La evolución de la conciencia humana no es más que una larga
historia de lucha en contra de la veneración a la basura. La gente continúa
adorando, venerando la basura. El 99 por 100 de sus creencias son sólo
básicamente mentiras. El 99 por 100 de sus creencias son antihumanas,
antivida. El 99 por 100 de sus creencias son tan primitivas, tan bárbaras, tan
completamente ignorantes que es increíble que la gente siga creyendo en ellas.
La verdadera educación te ayudará a abandonar todas estas bobadas,
sin importar cuán antiguas, respetables y veneradas sean. Te enseñará lo real. No te enseñará ninguna superstición, sino
cómo vivir más feliz. Te enseñará un sí a la vida. Te enseñará reverencia por la
vida y nada más. Te enseñará cómo estar profundamente enamorado de la
existencia. No será sólo de la mente, será también del corazón.
También te ayudará a convertirte en no mente. Es ésta la dimensión
que falta en la educación. Simplemente, te enseña a enredarte cada vez más en
los conceptos mentales, perdido en la mente. La mente es buena, útil, pero no
es tu totalidad. También está el corazón, que de hecho es mucho más importante
que la mente; porque la mente puede crear mejor tecnología, puede darte
mejores máquinas, mejores carreteras, mejores casas, pero no puede hacerte una
persona mejor. No puede hacerte más amoroso, más poético, más grácil. No te
puede dar la alegría de vivir, la celebración. No te puede ayudar. No te puede
ayudar a que te vuelvas una canción o una danza.
La verdadera educación tiene que enseñarte además los caminos
del corazón. Y la verdadera educación también tiene que enseñarte lo
trascendental. La mente es para la ciencia, el corazón para el arte, la poesía,
la música, y lo trascendental, para la religión. A menos que la educación sirva
a todas estas cosas, no es verdadera. Y ningún sistema educativo lo ha hecho
todavía".
OSHO, El libro del niño. Una visión revolucionaria de la educación infantil
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