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Para mí, Dios no es alguien que creó el mundo, Dios es lo que tú creas cuando vives con totalidad e intensidad, con todo tu corazón, sin guardarte nada.

          "Los animales no tienen otra religión que la vida; los árboles no tienen otra religión que la vida; las estrellas no tienen otra religión que la vida. Toda la existencia confía en la vida, excepto el hombre; no hay otro Dios ni otro templo. No hay sagradas escrituras.
          La vida es lo único que hay. Es el Dios, es el templo y es la sagrada escritura; y la única religión que hay es vivirla totalmente, de todo corazón.
          Mi enseñanza es que la única finalidad es vivir la vida con totalidad, para que cada momento sea una celebración. La idea misma de una "finalidad" lleva la mente hacia el futuro, porque, para que haya una finalidad,  un objetivo o una meta, tiene que haber un futuro. Todas tus metas te impiden vivir el momento presente, que es la única realidad que tienes. El futuro sólo existe en tu imaginación, y el pasado son las huellas que han quedado en la arena de tu memoria. El pasado ya no es verdad, y el futuro aún no lo es.
          La única realidad es el momento presente.
          Cuando vives este momento sin inhibirte, sin reprimirte, sin ambición por el futuro, sin miedo, sin repetir el pasado una y otra vez, con la frescura del momento presente, joven y lozano, sin que la memoria te limite, sin que la imaginación te obstruya, tienes tanta pureza, tanta inocencia que esta inocencia sólo puede llamarse divinidad.
          Para mí, Dios no es alguien que creó el mundo, Dios es lo que tú creas cuando vives con totalidad e intensidad, con todo tu corazón, sin guardarte nada. Cuando tu vida se convierte en la felicidad de cada momento, en el baile de cada momento, cuando tu vida es un festival de colores..., cada momento tiene valor, porque cuando desaparece lo hace para siempre".

OSHO, Una nueva arca de Noé