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Ser una persona ambiciosa es patológico.

"Todas las culturas y religiones te condicionan para que tengas un sentimiento negativo respecto a ti mismo. No aprecian ni aman a nadie por ser él o ella misma. Tienes que demostrar tu valor obteniendo medallas de oro en el campo del deporte, logrando el éxito, el dinero, el poder, el prestigio y una buena reputación. ¡Demuestra lo que eres! Intrínsecamente,  no tienes valor; esto es lo que te han enseñado. Tienes que demostrar tu mérito.

Y de aquí surge un gran enfrentamiento con uno mismo, sientes profundamente que "tal y como soy no tengo mérito..., a menos que demuestre lo contrario". Hay muy poca gente que logra triunfar en este mundo tan competitivo. Con millones de personas compitiendo, ¿cuántas pueden triunfar? ¿cuántas se convertirán en presidentes y primeros ministros?  En un país con varios millones de habitantes sólo uno podrá ser presidente, aunque, en el fondo, todo el mundo desearía tener ese trabajo. Habrá millones de personas que no se sientan dignas de ello. ¿Cuántas personas pueden convertirse en grandes pintores? Sin embargo, todo el mundo es creativo. ¿Cuántos pueden ser grandes poetas como Shakespeare, Milton o Shelley? En cambio, en el fuero interno de cada persona hay poesía; cada uno puede aportar un poco de  poesía al mundo. Pero, si se convierte en una ambición, la ambición en sí es antipoética.

La idea del éxito te atormenta. La mayor calamidad que le haya podido ocurrir al ser humano es la idea del éxito, de tener que "triunfar". Y el éxito implica competencia, lucha, tanto si se juega limpio como si no, eso no importa. Si triunfas todo estará bien. La clave es el éxito; aunque lo hagas por las malas, cuando alcanzas el éxito todo lo que hayas hecho es admisible.

El éxito transforma la naturaleza de tus actos. El éxito convierte las malas artes en buenas. La única cuestión es: ¿cómo triunfar, cómo llegar hasta la cumbre?  Y, evidentemente, habrá muy pocos que lleguen a la cumbre. Muchas personas quieren subir, pero ¿pero cuántas personas caben en la cumbre del Everest?  Allí no hay mucho espacio, sólo hay espacio para una persona. Todos los millones que lo han intentado sentirán que han fracasado, y su alma se llenará de una profunda desesperación. Empezarán a tener un sentimiento de negatividad.

Esta educación --la supuesta "educación" que habéis recibido-- es un error y es enormemente perjudicial. El colegio, el instituto y la universidad te envenenan. Te hacen sufrir; aquí es donde se crean los infiernos, pero lo hacen de una forma tan bonita que no te percatas de lo que está ocurriendo. El mundo se ha convertido en un infierno por culpa de una educación equivocada. Siempre que la educación esté basada en el concepto de la ambición, en la Tierra el resultado será el infierno, y lo han conseguido.

Todo el mundo sufre y se siente inferior. Es muy curioso, porque no hay nadie que sea superior o inferior, cada individuo es único y no se puede comparar. Tú eres tú, eres simplemente tú y no puedes ser nadie más, ni es necesario. No tienes que ser famoso, ni tienes que triunfar a los ojos del mundo. Esas ideas son ridículas.

Lo único que tienes que hacer es ser creativo, cariñoso, consciente, meditativo...; si sientes que te nace escribir poesía, escribe para ti, para tu marido, para tus hijos, para tus amigos..., ¡y olvida todo el resto! Canta tu canción, y si nadie te escucha, ¡siéntate y disfrútala tú! Acércate a los árboles, ellos te aplaudirán y te lo agradecerán. O habla con las aves y el resto de los animales, porque te entenderán mucho mejor que los seres humanos a los que se les ha inculcado,  un siglo tras otro, un concepto erróneo de la vida.

Ser una persona ambiciosa es patológico.

Te enfrentas a ti mismo porque es lo que te han enseñado a hacer. Es lo que has visto hacer a tus padres, y tú lo has heredado. Lo hacen también tus profesores y tus líderes religiosos. Lo hacen tus líderes políticos; lo hace tanta gente, que has aceptado inevitablemente el hecho de que no vales nada, no tienes un sentido ni un valor intrínsecos; tú no tienes ninguna importancia.

Todos los padres les dicen a sus hijos: "¡Demuestra que vales!" No es suficiente con existir, simplemente con ser..., hay que hacer algo.

Mi enfoque es que ser tiene un valor intrínseco. Simplemente el hecho de ser es un regalo de la existencia, no podrías pedir más. El hecho de respirar en esta bella existencia es la prueba de que la existencia te ama, te necesita;  de lo contrario, no estarías aquí. ¡Estás! La existencia  te ha dado vida. Debía tener una necesidad importante y tú has llenado ese vacío. Sin ti, la creación no sería lo mismo. Y cuando digo esto, no lo digo sólo por ti, lo digo también por los árboles, todos los animales y los guijarros de la orilla. Si faltase una sola piedra, la orilla del mar ya no sería la misma. El universo echaría en falta incluso una flor.

Tienes que aprender que tienes valor tal como eres. No te enseño a ser egoísta, sino lo contrario. Si te sientes valioso como eres, sentirás que los demás también lo son".

Osho, Meditación para gente ocupada
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