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Al hacer un esfuerzo por satisfacer tus deseos, por obligar a la naturaleza, a la existencia, a seguirte, generas dolor, sufrimiento.

"El dolor, el sufrimiento y la desdicha están separados de ti, por eso llegan sólo un momento y se van. Tienen causas. Cuando se eliminan las causas, desaparecen. Básicamente son creaciones tuyas.

Esperas algo que luego no se materializa: sientes una gran frustración. Sientes dolor, desesperanza, como si la existencia te hubiera rechazado. Nada de eso ha pasado: todo se debe a tus expectativas. Cuanto mayor es la expectativa, más grande será la frustración.

Está en tus manos sentirte frustrado con la vida o no. Basta con que tus expectativas sean más y más y más pequeñas y, en la misma proporción, las frustraciones serán menores. Llegará el día en que no haya expectativas; entonces, no te toparás con ninguna frustración.

Piensas, imaginas unos momentos de placer que luego no se materializan, porque la existencia no está obligada a materializar tus fantasías. Nunca te ha hecho la promesa de que todo lo que pienses va a ocurrir. Lo diste por hecho sin examinarlo, como si la existencia te debiera algo.

Tú le debes todo a la existencia. La existencia no te debe nada. Por lo tanto, si corres para atrapar sombras, no vas a atrapar ninguna: no está en la naturaleza de las cosas. Luego llega el dolor, porque estabas tan absorto corriendo tras las sombras que sentías una especie de satisfacción. Tenías una meta, aunque no estaba en tus manos sino muy alejada, pero ahí estaba. Sólo era cuestión de tiempo, de esforzarse un poco más. Ser un poco más persistente: intentarlo una y otra vez, tarde o temprano la existencia iba a rendirse.

A la existencia no le importa quién seas, estadounidense o ruso. Nunca se rinde ante nadie, sino que sigue su propio camino. Al hacer un esfuerzo por satisfacer tus deseos, por obligar a la naturaleza, a la existencia, a seguirte, generas dolor, sufrimiento.

En el momento  en que lo entiendas, dejarás estas causas.  Y deshacerse de las causas representa la desaparición de toda la desdicha. Era una proyección tuya...

Esta es nuestra agonía: tratamos de convertirnos en algo que no está en la naturaleza de las cosas. No permitimos que la naturaleza siga su curso; esa es nuestra agonía.

Cuando iba a dejar la casa de mis padres para mudarme al dormitorio de la universidad, ellos preguntaban persistentemente qué quería ser. Yo les respondía que es una pregunta sin sentido. ¿Cómo puedo saber en lo que voy a convertirme? Sólo el tiempo lo dirá.

Ellos no me entendían: "Mira a tus amigos, uno va a ser doctor, otro ingeniero, uno más va a ser esto y aquello. Eres la única persona que irá a la universidad sin tener una idea de lo que quiere llegar a ser".

Yo les decía: "Convertirme en algo no es lo que deseo. Quiero dejar que las cosas sigan su curso. Me encantaría averiguar en qué me convierte la naturaleza, pero no tengo ningún plan para mí mismo. Tener un plan mío significa sufrimiento. Significa que trato de imponer algo en la naturaleza y va a fallar"...

Les pedía a mis padres que me dejaran ir. "No voy a proyectar nada para mi futuro. Quiero dejarlo abierto: si la naturaleza quiere algo de mí, debo estar disponible. Si no quiere nada de mí, también está perfecto. ¿Quién soy yo para esperar a que se quiera algo de mí? Un día no soy, un día no seré. Sólo hay unos cuantos días en medio;  ¿para qué tanto escándalo? ¿Acaso no pueden transitar silenciosamente por este pequeño intervalo entre el nacimiento y la muerte, sin hacer ruidos, enarbolar banderas ni gritar consignas? ¿No pueden simplemente pasar?

Pero ellos me dijeron que no era el modo, que todos deben tener un ideal, pues de otra forma estarían perdidos.

Les contesté que me encantaría perderme por ser fiel a la naturaleza, a la existencia, y no alcanzar un gran ideal en contra de la naturaleza o la existencia".

Osho, La odisea de ser humano