“Tiene tres fases. Todas han sido diseñadas con un propósito
en particular: sacar todo el veneno de tu ser que ha sido inyectado por cada
generación durante siglos. La risa es el primer paso. Uno de los grandes
escritores, Norman Cousins, ha escrito justamente ahora acerca de su
experimento de toda la vida: se ríe durante veinte minutos sin razón alguna y
todas sus tensiones desaparecen. Su conciencia se expande, el polvo desaparece.
Lo verás por ti mismo, si puedes reírte sin razón alguna,
verás algo reprimido en ti… Desde tu misma niñez te han dicho que no te rías:
¡Sé serio! Tienes que salir de ese condicionamiento represivo.
En la segunda fase surgen las lágrimas. Las lágrimas han
sido reprimidas aún más profundamente. Nos han dicho que las lágrimas son un
síntoma de debilidad; no lo son. Las lágrimas pueden limpiar no sólo tus ojos,
sino también tu corazón. Te suavizan, es una estrategia biológica para
mantenerte limpio, para mantenerte aliviado. Ahora es muy bien conocido el
hecho de que se enloquecen menos mujeres que hombres. Y la razón que se ha
encontrado es que las mujeres pueden gemir y llorar más fácilmente que los
hombres. Aún al niño pequeño se le dice: `¡Sé un hombre, no llores como una
mujer!´
Pero si miras la psicología de tu cuerpo, tienes las mismas
glándulas llenas de lágrimas, si eres un hombre o si eres una mujer. Se ha encontrado
que se suicidan menos mujeres que hombres. Evidentemente, ninguna mujer en la
historia ha sido la causa por la cual se crean religiones violentas, guerras,
masacres. Si todo el mundo pudiera aprender a
gemir y a llorar nuevamente, sería una tremenda transformación, una
metamorfosis.
La tercera fase es el silencio. Lo he llamado: “El testigo
en las colinas”. Hazte tan silencioso como si estuvieras solo en la cima de un
pico del Himalaya, completamente silencioso y solo, sólo observando, escuchando…
susceptible, pero quieto".
Osho, This, This, A Thousand Times This: The
Very Essence of Zen