"Mi esfuerzo es destruir el sacerdocio por completo.
Permaneció con Dios, permaneció con la religión sin Dios, ahora la única forma
es que nosotros nos deshagamos de Dios y de la religión, de ambos, para que no
haya posibilidad de ningún sacerdocio.
Entonces el hombre es absolutamente libre, totalmente
responsable de su propio crecimiento. Mi sentir es que mientras más un hombre
es responsable de su propio crecimiento, más difícil es para él posponerlo
demasiado. Porque eso significa que si eres miserable, tú eres responsable. Si
estás tenso, tú eres responsable. Si no estás relajado, tú eres responsable. Si
estás sufriendo, tú eres la causa de ello. No hay Dios, no hay sacerdotes con
quienes puedas ir a pedir algún ritual. Eres dejado solo con tu miseria, y
nadie quiere ser miserable.
Los sacerdotes siguen dándote opio, ellos siguen dándote
esperanza... “No te preocupes, es sólo una prueba a tu fe, a tu confianza;
puedes pasar por esta miseria y sufrimiento silenciosa y pacientemente, en el
otro mundo, más allá de la muerte, serás inmensamente recompensado”. Si no hay sacerdocio, tienes que entender que
seas lo que seas, tú eres responsable de ello y nadie más.
Y el sentimiento de “Yo soy responsable de mi propia
miseria” abre la puerta. Entonces comienzas a buscar métodos y formas de salir
de este estado miserable, y eso es lo que es la meditación. Es simplemente el
opuesto al estado de miseria, al sufrimiento, a la angustia, a la ansiedad. Es
un estado de completa paz, es el ser floreciendo en beatitud, tan silencioso y
tan atemporal que no puedes concebir que algo mejor sea posible. Y no hay nada
mejor que el estado de una mente meditativa…
Mi esfuerzo es el de dejarte sólo con la meditación, sin un
mediador entre tú y la existencia. Cuando no estás en meditación estás separado
de la existencia y ese es tu sufrimiento. Es lo mismo que cuando sacas a un pez
del océano y lo echas en un banco de arena, la miseria y el sufrimiento y las torturas
por las que atraviesa, el anhelo y el esfuerzo para alcanzar de nuevo el
océano, porque es ahí a donde pertenece. Él es parte del océano y no puede
quedarse fuera...
Y esta es mi actitud: Tú estás aquí, cada individuo está
aquí, la existencia entera está disponible. Todo lo que necesitas es solamente
ser silencioso y escuchar a la existencia. No hay necesidad de ninguna
religión, no hay necesidad de ningún Dios, no hay necesidad de ningún
sacerdocio, no hay necesidad de ninguna organización.
Yo confío en el individuo categóricamente. Nadie hasta ahora
ha confiado en lo individual de tal forma.
Así que todas las cosas pueden ser dejadas de lado. Ahora
todo lo que te ha sido dejado es un estado de meditación, que simplemente
significa un estado de fundamental silencio. La palabra meditación hace que se
vea más pesado. Es mejor llamarlo sólo un simple, inocente silencio y la
existencia te abre todas sus maravillas.
Y ello sigue creciendo, tú sigues creciendo, y llega un
momento en que has llegado a la misma cumbre de tu potencialidad... puedes
llamarlo tu estado Buda, iluminación, bhagwata, deidad, lo que sea, no tiene
nombre, así que cualquier nombre servirá”.
Osho, The Last Testament